Categorias: Nutrición, salud física y mental, Proyecto educativo 13/02/2024
Gestionar la tristesa a la infància

Gestionar la tristeza en la infancia

La gestión emocional en la infancia es una tarea en común

¿Por qué es fundamental aprender a gestionar la tristeza en la infancia? En primer lugar, esta etapa se considera un período caracterizado por la maleabilidad del cerebro y la formación de la identidad. Las experiencias vividas durante la infancia desempeñan un papel fundamental en la configuración de nuestras respuestas emocionales. La vida de un niño o una niña está repleta de diversos estímulos y situaciones que oscilan entre momentos placenteros y desafiantes. Estos se pueden entender como valiosas oportunidades para desarrollar habilidades de gestión emocional que sentarán las bases de una salud emocional sólida en el futuro.

En este proceso, las personas adultas tenemos un peso fundamental, dado que los niños y niñas internalizan y modelan sus propias habilidades emocionales en gran medida a partir de las interacciones con figuras de autoridad y cuidado, quienes actúan como modelos de referencia. Por ende, la competencia emocional de familiares, docentes y de los profesionales del ocio educativo es un factor determinante en la transmisión efectiva de estrategias y técnicas para el manejo constructivo de emociones. Pero, ¿por dónde empezamos?

En primer lugar, no hay emociones buenas ni malas

El principal desafío de una correcta gestión emocional es pensar que hay emociones buenas o malas. Esta creencia conduce a la exclusión de aquellas emociones consideradas negativas como la tristeza, la rabia, el miedo o la ira. Y se hace en favor de la exaltación exclusiva de las emociones percibidas como «positivas», tales como la alegría o el amor. 

Algunas personas expertas en psicología prefieren clasificar las emociones en “agradables” o “desagradables”. Así, la tristeza es comúnmente etiquetada como una emoción desagradable debido al dolor que acompaña su experiencia. Pero cada emoción ofrece una oportunidad para el aprendizaje y el crecimiento personal. Aprender a reconocer y manejar las emociones mediante estrategias efectivas es esencial para promover el bienestar mental. Relacionado con este punto, es importante destacar que los sesgos de género también juegan un papel importante en la educación emocional.

Así pues, se censuran ciertas emociones y se exaltan otras, según se trate de un niño o una niña. Es común escuchar frases como «los niños valientes no lloran» o «las niñas bonitas no se enfadan». Estas frases no son más que construcciones sociales, arraigadas en los roles y estereotipos de género con un gran impacto en la educación emocional de cada individuo. Por lo tanto, el sesgo de género también moldea nuestras respuestas emocionales ya desde una edad temprana. Es lo que se conoce como “socialización diferenciada” o “socialización de género”.

¿Es la tristeza una emoción mala?

Actualmente, existen diferentes aproximaciones teóricas al concepto de tristeza. En general, la definición de tristeza está muy relacionada con la sensación de pérdida de algo valioso con lo que hemos mantenido un vínculo afectivo. Puede tratarse de una persona, un animal o un objeto. Dada esta definición, es sencillo entender la importancia de gestionar la tristeza, puesto que nos va a acompañar toda la vida. Las personas somos seres afectivos y, siempre, de alguna u otra manera, nos vamos a vincular afectivamente con el mundo que nos rodea.

Pero concretamente durante la infancia, los niños y niñas que experimentan tristeza cuentan con la desventaja de la percepción temporal. Esto ocurre porque piensan que el resultado “negativo” es permanente, que no pueden hacer nada al respecto y mantienen un sentimiento de impotencia.

Gestionar la tristeza en la infancia de forma efectiva

En edades tempranas, la tristeza se puede caracterizar por una falta de control y puede llegar en llanto, silencio, cambios en el tono de la voz, acortamiento de frases, enuresis, rechazo de la comida, cansancio o violencia. 

Enseñar a gestionar la tristeza de forma efectiva parte de un primer punto esencial: no debemos instar a reprimir ninguna emoción porque todas son válidas, y es importante hacerlo saber. 

Sabiendo esto, mantener una postura de observación y escucha nos va a permitir acompañar las diversas emociones de los niños y niñas como el referente que somos para ellos y ellas. 

Así, cuando nos encontremos ante un niño o una niña que muestra signos de tristeza, el contacto se debe hacer con cuidado y de forma no invasiva. Podemos empezar preguntando si “podemos hacer algo por él o ella”. 

Una vez establecida la conversación, resulta de interés que podamos identificar la emoción en cuestión. Para ello, podemos preguntar si ha pasado algo que quiera contarnos. Y si lo hace, podemos expresar frases del tipo: “esto que me cuentas suena muy triste, entiendo que estés llorando”. A partir de aquí, podemos proceder de diversas maneras: 

  • Conocer y reconocer el contexto que ha generado tal emoción para entender cómo se ha originado.
  • Aceptar esta emoción como algo natural y positivo para la recuperación.
  • Enseñar a localizar la emoción en el cuerpo. 
  • Hablar con la emoción: ¿qué mensaje nos quiere transmitir? 
  • Dejar que el niño o la niña la exprese como necesite, sin impaciencia, imposiciones o invalidaciones.
  • Ofrecer ayuda.
  • Reflexionar junto al niño o niña, de manera que la tristeza se perciba como una emoción de la que también se puede aprender muchísimo y, por lo tanto, reconocerla como una emoción tan valiosa como, por ejemplo, la alegría. 

El Centro de Interés de ReCrea: “Som artistes!”

Asumir que las personas, ya sean personas adultas o niños y niñas, no podemos estar siempre alegres es un punto de inflexión muy importante. Especialmente en un contexto occidental, donde la felicidad es el relato que se transmite constantemente desde los medios de comunicación, es fundamental aprender a reconocer momentos y situaciones que nos generan tristeza. Como decíamos, esta emoción puede enseñarnos muchísimo como individuos y sobre nuestros vínculos afectivos. 

En ReCrea, creemos que todas las emociones son válidas y que todas son grandes maestras. Por esta razón, el Centro de Interés de este año vincula la expresión artística con las emociones. Durante el mes de enero, precisamente, hemos aprendido a gestionar la tristeza en la infancia desde una situación de pérdida, a partir del arte escénico y la figura del mago e ilusionista Harry Houdini. 

En meses anteriores, hemos aprendido a reconocer y gestionar la rabia y el miedo. Si quieres conocer más sobre nuestro Centro de Interés “Som artistes!” haz click aquí